Barbecue Bob es el
nombre artístico por el cual se conoció al grandioso músico de blues, el
estadounidense Robert Hicks, el cual nació el 11 de septiembre del año
1902 en Walnut Grove, en el gran estado de Georgia. Este fantástico
músico murió en el año 1931 (a una muy corta edad), específicamente el
día 21 de octubre en un lugar de Georgia (el que fue su estado natal)
conocido como Lithonia.
Robert Hicks se introdujo en la música tocando,
la muy simple, guitarra de seis cuerdas. Pero con el paso de los años,
decidió subir el nivel, y finalmente, terminó por tocar a la perfección,
la innovadora guitarra de doce cuerdas.
Con el paso del tiempo, fue tanto su
entusiasmo por este nuevo instrumento, que se dedicó de lleno a él
durante los años que pasó como músico en la gran ciudad de Atlanta, los cuales fueron desde el año 1923 hasta el año 1924 (a poco tiempo de su fallecimiento, es decir, en sus últimos años de vida).
Por este gran acontecimiento que sucedió en su corta vida, fue haciéndose conocer como el que se convirtió en el intérprete más destacado de lo que (en el momento era muy reciente) se conoció como “Atlanta Blues”,
que como su nombre lo indica, fue el género musical nacido en la
maravillosa y más extensa ciudad del estado de Georgia, Atlanta.
Durante su gran carrera, Barbecue
Bob logró realizar en discos, grabaciones de 68 rpm y 78 rpm (los rpm
son “revoluciones por minuto, que quiere decir: la cantidad de vueltas
que realiza un objeto durante un tiempo de un minuto).
El pueblo selk'nam de Tierra del Fuego, también conocido como ona,
estaba compuesto por cazadores-recolectores llegados a la isla varios
milenios antes de Cristo. A pesar de las difíciles condiciones que
imponía el clima y de la escasez relativa de recursos naturales
existentes en la isla, la sociedad selk'nam desarrolló un complejo
sistema de creencias y ritos religiosos que admiraron a los viajeros
europeos que visitaron la isla.
La sociedad selk'nam estaba organizada en linajes o unidades de
parentesco que habitaban territorios comunes de caza y recolección,
denominados haruwen. La isla estaba dividida en un cierto
número de ellos, que a su vez se agrupaban en siete "cielos". Estos
últimos eran divisiones mayores de carácter exogámico; es decir,
obligaban a las personas nacidas en uno de ellos a casarse con una
persona nacida en otro. Los selk'nam creían que todas las plantas y los
animales eran la reencarnación de los antepasados míticos
que habían habitado el mundo en sus inicios, y por ende cada uno de
ellos estaba asociado al "cielo" de donde se creía que provenía ese
antepasado. El complejo sistema clasificatorio que se derivaba de la
creencia en los "cielos" y en los antepasados míticos constituía de esta
manera una de las bases del ordenamiento social selk'nam.
Los chamanes, denominados xo'on,
gozaban de gran prestigio en la sociedad selk'nam. Se creía que estaban
dotados de poderes sobrenaturales, los que ejercían en beneficio de su
grupo a través de la mediación de un espíritu llamado waiuwin. Durante las sesiones de curación o en competencias chamánicas, los xo'on
entraban en trance a través de cantos que entonaban por horas, en donde
el alma del chamán intentaba ascender a uno de los "cielos", fuente de
su poder.
De entre los rituales practicados por los selk'nam, destacan los ritos funerarios y particularmente la gran ceremonia del Hain, de la que fue testigo privilegiado el antropólogo Martín Gusinde a inicios del siglo XX. El Hain
era una compleja y larga ceremonia en la que se iniciaba a los jóvenes a
la edad adulta, y al mismo tiempo se legitimaba la dominación de los
hombres sobre las mujeres a través de una gran cantidad de ritos, en los
que jugaban un importante papel los espíritus
que eran encarnados por hombres enmascarados y pintados. Durante el
curso de la ceremonia, que se podía extender por varios meses, los
hombres adultos aterrorizaban a las mujeres a través de esos espíritus, a
la vez que se les narraba en secreto a los jóvenes los tiempos míticos
en que las mujeres habían dominado a los hombres y cómo éstos habían
logrado predominar sobre ellas.
La ceremonia del Hain funcionaba como una gran
representación teatral destinada a asegurar la sumisión de las mujeres,
al mismo tiempo que entretener a la comunidad. Por otra parte, estaba
llena de ritos anexos y
simbolismos relativos a la mitología selk'nam de los "cielos", lo que
la rodeaba de un halo de sacralidad que contrapesaba el carácter teatral
de la ceremonia.
La riqueza y complejidad de la cultura selk'nam no sobrevivió al
empuje de la colonización de la isla a fines del siglo XIX y a la
instalación de estancias ovejeras en el territorio. Masacrados y deportados a misiones católicas, los selk'nam se extinguieron a mediados del siglo XX, dejando tras de sí el recuerdo de una cultura rica y versátil.
Strummer y Simonon en los estudios CBS, durante una pausa en la grabación del álbum
Un 8 de abril como este pero del lejano (y muy importante para la historia del punk) 1977, salía a la venta The Clash, el álbum de estudio debut homónimo de la legendaria banda inglesa de punk rock, a través del sello CBS Records. Escrito y grabado durante tres semanas en febrero de 1977 con el ínfimo presupuesto de £ 4,000, llegaría al número 12 en las listas del Reino Unido y a la fecha continúa incluyéndose en muchos rankings retrospectivos como uno de los mejores álbumes de punk de todos los tiempos.
La versión inglesa del álbum, con los temas originales
Producido por Mickey Foote, la mayor parte del álbum fue concebido en el piso 18 de un edificio en Harrow Road, Londres, en un piso alquilado por la abuela de Mick Jones, que con frecuencia iba a ver sus conciertos en vivo. El álbum se grabó durante tres sesiones de fin de semana en el CBS Studio 3 durante febrero de 1977. En la tercera de estas sesiones, el álbum se mezcló hasta su finalización, y las cintas se entregaron a CBS a principios de marzo. Las canciones fueron compuestas por los guitarristas Joe Strummer y Mick Jones, con la excepción del cover "Police and Thieves". Varios temas de esta placa, incluidos "Janie Jones", "White Riot" y "London's Burning" se convirtieron en clásicos del punk y estuvieron entre las primeras canciones del género en tener una presencia significativa en las listas de singles. El álbum presentaba a Jones y Strummer compartiendo tareas de guitarra y vocales, con Paul Simonon en el bajo y Terry Chimes en la batería. “The Clash” no fue lanzado en los Estados Unidos sino hasta 1979, por lo que en ese país se convirtió en su segundo lanzamiento (!). La versión estadounidense también incluyó una lista de temas marcadamente distinta, cambiando el orden e intercambiando varias canciones por otras que no son del álbum original y fueron grabadas en el ínterin (!!).
A la izquierda del Stables Market (en Camden, Londres), hay una
escalinata que aún perdura y donde la fotógrafa Kate Simon tomó en 1976
esta imagen que terminaría en la tapa del álbum debut.
¿Y el álbum en sí? En el lenguaje de la política moderna, el punk
rock sería un "Partido Del No". Eso es parte de lo que lo hace tan
increíble. No tenés que estar a favor de nada. Cualquier persona con una
guitarra puede ir al choque contra lo que tenga ganas. Tu canción puede
ser tonta y apolítica o ferozmente cruda y denunciante: solo tenés que
tocarla mostrando que vas en serio. Por donde se lo mire, el álbum
debut homónimo de The Clash es tan punk como puede serlo. Lanzado hace
43 años hoy en el Reino Unido y más tarde en Estados Unidos, donde los
ejecutivos de CBS lo consideraron demasiado crudo para los consumidores
educados, “The Clash” es un veloz compendio
de problemas grandes y pequeños. Habla de las relaciones raciales, el
desempleo y el imperialismo cultural estadounidense, aunque ambién de
ladrones granujientos y tipos solitarios que se autocomplacen con
condones.
La versión del álbum para EE.UU.: ¡a descubrir las diferencias!
“Never Mind The Bollocks”, de los Sex
Pistols, puede haber resultado revolucionario en su momento, pero el
álbum debut homónimo de The Clash era pura ira y furia sin adulterar,
alimentada por la pasión por el rock & roll y la revolución. Aunque
el cliché sobre el punk rock era que las bandas de este género no podían
tocar, la clave de The Clash es que, aunque dieron esa ilusión,
realmente podían tocar – y hacerlo con fuerza. Los ritmos cargados e
implacables, los primitivos rocks de tres acordes y la pobre calidad de
sonido (hay que reconocerlo) le dan al álbum una energía nerviosa y
vital. Los lamentos borroneados de Joe Strummer se ensamblan
perfectamente en este rock vanguardista, mientras que la voz más clara
de Mick Jones y los breaks de guitarra hacen que estos temas se perciban
como himnos.
Tapa del album
Incluso en esta etapa temprana, The Clash experimentaba con el
reggae, especialmente en la versión de Junior Murvin "Police &
Thieves" y la extraordinaria "(White Man) In Hammersmith Palais", que
fue una de las cinco canciones agregadas a la edición estadounidense.
"Deny", "Protex Blue", "Cheat" y "48 Hours" se eliminaron de la edición
británica y se reemplazaron para el lanzamiento en Estados Unidos con
los singles "Complete Control", la mencionada “(White Man)…", "Clash
City Rockers", “I Fought the Law" y "Jail Guitar Doors", todos los
cuales eran más fuertes quizá que los temas sustituidos. Aunque la
secuencia y la selección fueron diferentes, el núcleo del álbum siguió
siendo el mismo, y cada canción retuvo su poder individualmente. Pocas
canciones punk expresaban enojo de manera tan vigorosa como "White
Riot", "I'm So Bored with the U.S.A.", "Career Opportunities" y
"London's Burning", y su poder sigue resonando hoy, igual de increíble,
mostrando que el rock and roll rara vez es tan audaz, estimulante y
sónicamente revolucionario como The Clash.
Conviene detenerse en "Garageland”: el tema de cierre es una de
las grandes obras de auto-mitología de la banda y la canción más
idealista del álbum. Es la promesa del grupo de mantener su integridad
frente a las compañías discográficas interesadas en el punk. Strummer
desconfía de perder el control ("alguien me preguntó si el grupo usaría trajes"),
y eso es comprensible. No es divertido ser del Partido Del No cuando
tenés que buscar aprobación a cada paso… Por otra parte, la negatividad
instintiva nunca fue la esencia de The Clash, donde veían al punk como
una opción positiva para los jóvenes descontentos que de otro modo
perderían la esperanza y tal vez se meterían en la política de derecha.
Cuando tocaban para audiencias pobres y sin educación, se dirigían a los
potenciales partidarios del Brexit de su época. The Clash (la banda)
tenía empatía por estas personas y la audacia de creer que podría haber
un futuro en el que las personas no tuvieran que tirarse piedras en la
calle, y “The Clash” (el álbum) fue el
borrador del mensaje aún más audaz que enviarían a la música y al mundo
en los años venideros… Contanos, ¿cuál fue tu primera impresión al
escuchar este disco? ¿Qué importancia le das en la historia de The
Clash? ¿Y cuál de sus temas preferís escuchar ahora mismo y al mango
para celebrar este nuevo aniversario?